28 octubre 2007
El eco de la vida
Por Luciano Gil en 17:26 0 comentarios Etiquetas: Cuentos, fábulas
27 octubre 2007
Chispas de Luz
Había una vez una Gran Luz, tan misteriosa que nadie podría decir cual fue su origen, aunque sí se sabe que en la más remota antigüedad que el hombre sea capaz de recordar era todo cuanto existía, pues nada había fuera de ella.
Y ocurrió que, ensimismada en su propia naturaleza, fue concentrándose cada vez mas en Ella misma, hasta el punto en que sintió la necesidad de expandirse, y así, se dejó ir a sí misma en una profunda exhalación, produciendo una gran explosión de luz y sonido que en su viaje fue creando todo cuanto existe.
La Luz, contemplando lo que acababa de crear, vió que era bueno y lo amó, y se amó, y se recreó en su acto. Dicen, que esa Luz sigue cuidando de su creación y no la deja ni por un instante.
Y érase una vez, en un tiempo casi ya fuera del tiempo, unas pequeñas chispas de luz que estaban comenzando a darse cuenta que habían estado hipnotizadas por la ilusión de creerse independientes y separadas de todo cuanto creían no eran ellas.
Entre ellas había chispas de todos los colores, desde las rojas mas brillantes y divertidas hasta las doradas que tantas cosas sabían, pasando por las preciosas chispas rosas, tan amorosas ellas, y las voluntariosas chispas azules que tantas veces se agotaban en sus esfuerzos. Las había expansivas y también tímidas, unas necesitaban que los demás las contemplaran y les dijeran lo bellas que eran, no acababan de confiar en su propio valor, mientras otras, en su inseguridad, no se atrevían a expandir su luz y se la reservaban en lo más intimo, intentando que nadie la viera.
Y había una chispa que según el momento lucía un color u otro, aunque le encantaba el violeta, y alrededor de ella, poco a poco, fueron reuniéndose todas y ella les contaba cosas y les hablaba de lo que la Gran Luz le transmitía. Y todas escuchaban, algunas chispas filtrándolo todo, otras entre cabezada y cabezada, otras desde el corazón, pero había una fuerza en ella que hacía que poco a poco todas fueran venciendo sus miedos y sus resistencias y se fueran a atreviendo a lucir con luz propia, o a emanar su propia luz, como queramos decirlo.
El tiempo de la Luz había llegado, y estaban entrando ya en un espacio intemporal en el que ya no había tiempo. Era el momento de actuar, de poner en práctica, de dar testimonio, cada chispa con su luz, con su color y con su sonido, teniendo esta vez muy presente que esa diferencia no era sino las distintas emanaciones de la única y gran Luz, que se continuaba manifestando en cada una de ellas. Realmente, ellas, por sí mismas, ni existían.
Mientas tanto, la Gran luz se contempla contemplándolas, y se derrama sobre ellas como fina lluvia, para que cada una pueda lucir en su propio color. Juntas forman un hermoso arco iris…
Por Luciano Gil en 23:58 0 comentarios Etiquetas: Sentires del alma
23 octubre 2007
La Amada
¿Cómo es tu jardín y cuántos árboles hay en él?
Pero el día entre los días te conoceré y veré tu rostro.
Y regresaré a mi casa y diré: Ya no tengo miedo.
Pues la luz de tu rostro hará que el sol me parezca
Este día, sabré
Por Luciano Gil en 23:37 0 comentarios Etiquetas: Poemas
El lastre de la costumbre
"Es mas fácil desintegrar un átomo que un prejuicio" - Albert Einstein
Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
¿Por qué?, ¿por qué hacemos lo que hacemos?
Me lo enseñaron, sí, pero ¿sirve para algo o sólo estoy perpetuando comportamientos que no se de dónde vienen o por qué tengo?
Por Luciano Gil en 23:19 1 comentarios Etiquetas: Humanismo Sanador
21 octubre 2007
Gracias
¡Qué poco se oye esta palabra! Seguramente, si se tuvieran que borrar del diccionario algunas de las que menos se usan, ésta sería una de ellas. En cambio, ¡se oyen tanto otras que deberían estar borradas!
Cuando era pequeño me acostumbraron a dar las gracias y me alegro de no haber perdido la costumbre. Espero no perderla nunca.
Dar las gracias es ser consciente de que te han hecho una gracia, es reconocer que has recibido algo, es sentir que existes para alguien. Dar las gracias es cerrar el círculo y permitir que otro nuevo comience, y otro, y otro… hasta el infinito.
Sí, siento que tengo motivos todos los días para dar las gracias, muchos motivos.
¡Gracias!
Porque tras el sueño de la noche he abierto de nuevo los ojos y me he reencontrado con la vida: ¡un día más!
Porque tengo un hogar digno cuando millones de personas malviven en chabolas o en la calle.
Porque me cubren y protegen buenas ropas cuando tantos llevan harapos.
Porque todos los días hay buena comida en mi mesa, y sé que cada día mueren miles de seres humanos por no tener alimento.
Por tener a mi alrededor tantas personas que me quieren y respetan, cuando hay quien no conoce sino la indiferencia y el desprecio.
Por poder ayudar a otros seres haciendo algo que me llena en vez de venderme por un salario, y no sentir que estoy haciendo un trabajo.
Por poder caminar, por poder pensar, por ilusionarme, por amar, por creer que no hay nada imposible, sí, incluso ahora en que el mundo parece estar boca abajo.
En definitiva, por sentirme recreado en cada instante, no sólo creado, por esa Fuerza que sigue estando ahí, manteniéndonos, sosteniéndonos, a ti, a mí, a todo…
Dar las gracias es un paso previo para estar en estado de gracia. ¡Tengo tantos motivos para dar las gracias…!
Por Luciano Gil en 22:36 2 comentarios Etiquetas: Sentires del alma
18 octubre 2007
Pureza de Corazón
Era una persona sencilla y de corazón puro. Toda su vida no había hecho otra cosa que ser un hombre de buenos sentimientos y ahora, ya en su ancianidad, quería hacer alguna práctica metódica.
Estaba el joven ermitaño leyendo las escrituras, cuando, a las pocas horas de marcharse, el anciano regresó. Estaba compungido, y dijo:
--Venerable asceta, resulta que he olvidado las palabras exactas del mantra. Siento ser un pobre ignorante. ¿Puedes indicármelo otra vez?
El joven miró al anciano con condescendencia y le repitió el mantra.
Lleno de orgullo, se dijo interiormente: "Poco podrá este pobre hombre avanzar por la senda hacia la Realidad si ni siquiera es capaz de retener un mantra". Pero su sorpresa fue extraordinaria cuando de repente vio que el anciano partía hacia su islote caminando sobre las aguas.
*El Maestro dice: No hay mayor logro que la pureza de corazón. ¿Qué no puede obtenerse con un corazón limpio?
Por Luciano Gil en 23:38 0 comentarios Etiquetas: Cuentos
16 octubre 2007
La mano que nos mueve
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?.
Ajedrez (Jorge Luis Borges)
Por Luciano Gil en 23:04 0 comentarios Etiquetas: Poemas
09 octubre 2007
Empuja la vaquita
Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: "En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir? El señor respondió: "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo."
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: "Busca la vaquita, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco."
El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaquita era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.
Empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.
Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.
Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.
El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.
Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): "¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?" El señor entusiasmado le respondió: "Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora."
"Todos tenemos alguna vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella. Nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos brinda”
Si sabes cual es tu vaquita, no dudes en tirarla por el precipicio. Llegó el momento de pasar a la acción y salir de la rutina cuanto antes.
Por Luciano Gil en 22:23 1 comentarios Etiquetas: Cuentos, fábulas
08 octubre 2007
Ser como niños
Hace mas de dos mil años, un gran maestro dijo: “dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Bueno, también dijo que había que ser como niños, y cosas por el estilo, y me da la impresión de que hoy en día ese mensaje sigue sin ser comprendido.
Los niños pequeños, cuando no han perdido aún la inocencia, son seres totalmente auténticos que expresan lo que sienten con una transparencia total sin deparar en las consecuencias, al contrario que los adultos, que siempre vamos sopesando las consecuencias de lo que decimos o hacemos y raramente eso corresponde con nuestro interior.
Hoy quiero compartir con vosotros la experiencia de un amigo muy querido que hasta hace unos pocos días trabajaba en una empresa frente a una máquina, como hacen tantas personas, alimentándola sin parar durante mas de ocho horas al día, y se atrevió a ser auténtico sin pensar en las consecuencias porque estaba pensando en la humanidad, en sus compañeros y en él mismo, que aunque trabajen frente a una máquina no son una máquina y merecen un respeto.
¡Qué difícil nos resulta dejarnos guiar! Siempre pretendemos controlar todo en nuestra vida y, a veces, alguien “empuja a nuestra vaquita” (eso os lo contaré otro día) y de golpe y porrazo nuestra vida da un vuelco total que nos lleva a una situación totalmente nueva. Pues bien, eso es lo que le ha sucedido a Manuel que, siendo consciente o no, se ha dejado llevar por su corazón y por eso hoy, esta misma mañana, mientras sus antiguos compañeros estaban frente a sus máquinas, como todos los días, él se estaba balanceando subido en ese caballo azul que podéis ver en la foto, tan feliz, disfrutando totalmente del momento y confiando en la vida, como un niño…
Quiero que podáis leer lo que le sucedió, escrito por él mismo. A continuación tenéis su relato:
Me presento, soy Manuel, creo que el apellido no importa, ni la edad, solo vivo en la tierra, sí ese planeta que vemos por la tv de color azul y verde La experiencia que voy a contar no es un caso aislado creo que el tanto % lo está viviendo o ha vivido alguna vez y por si no lo sabías este tipo de experiencias solo se viven aquí en la Tierra, sin entrar en detalles de si es buena o mala.
Me dicen que vivo en una democracia, sí, para elegir un color, un coche o un tipo de televisión, etc... pero la realidad creo que es otra, por ejemplo en el mundo laboral, es la forma de ver que estamos en una dictadura, como levantes un poco la cabeza y digas que estás ahí automáticamente pasa la guillotina invisible, o pasas a la lista de color. Voy directo a la experiencia:
Soy un trabajador del sector de la madera y cambiaba mis servicios a una empresa por un una cantidad de € al mes. El 18/09/07, cuando ficho veo un panfleto que dice” la empresa prohíbe el uso de auriculares para oír radio o música, los teléfonos móviles y el uso continuo del aseo”. Mi primer pensamiento fué “creo que se están pasando”. Yo utilizaba los auriculares a menudo porque mi puesto de trabajo me lo permitía. Al día siguiente no hice caso del panfleto y continúe utilizándolos, se me acercó un trepa, sí, este tipo de gente que escala puestos a costa del compañero, y me dice que me quite los auriculares; yo le pregunto si esto está en el estatuto delos trabajadores o si la empresa lo puede hacer, y después de trabajar 9 años juntos me dice que si no estoy de acuerdo que me busque un abogado o ahí está la puerta. Se puede ver que el respeto en este caso se esfumó.
No me los quite y más tarde se acerco el encargado, ese trabajador que olvida que su trabajo es organizar la faena y tu de ejecutarla y nada más. Pero por lo visto, en el mundo laboral cogen un poder que están por encima de ti, olvidando que eres persona. El resto de los trabajadores se lo quitaron.
Termino mi jornada laboral y consulto con el “Oráculo en castellano Google”, me pongo en contacto con un asesor laboral y le digo que me dé información de cómo presentarse a delegado de personal y justamente este contacto era quien oficialmente presentaba las elecciones sindicales y me dice los pasos a seguir. Yo le pregunto si la empresa tiene que estar informada y me dice que amistosamente se le puede comunicar.
Al día siguiente hablo con ”los 33 cabezas agachadas”, ó sea, 33 trabajadores, y me dicen que de ellos me dan su voto. En esta fecha la empresa ha contratado a 15 trabajadores, la mayoría no españoles, qué más da, al saber que uno de los trabajadores se iba a presentar como delegado, se me acercó un compañero de los contratados y me pregunta que es esto del delegado de personal y le respondo que es un representante de los trabajadores de esa empresa y me dice que el encargado le mira mucho y que se queda mirándolo a su espalda y que esto le ocasiona que le tiemblen las manos y que él tiene el corazón pequeño y le ha entrado miedo cada vez que tiene que volver al trabajo, que es extranjero y solo ha venido a España a trabajar y no quiere problemas. Me quedé sobrecogido, desde el puesto de trabajo a mi casa hay 20 minutos, se me caían las lagrimas del relato que había oído. Recibí una inyección de fuerza, no es que sea el Zorro, ni vaya solucionando los problemas de los demás, era mi momento rebelde. Me vuelvo a poner en contacto con el asesor para que me mande el formulario para poner las firmas de los trabajadores y así el asesor poder presentarlas y regístralas legalmente. Su respuesta fue que en unos días tendría los papeles en el buzón. Yo hago dos panfletos diciendo: “Se convocan Elecciones Sindicales, candidato Manuel”. Las imprimo y me las llevo al trabajo, con la intención de ponerlas en el comedor, después de hablar con el encargado y ponerlo al día de lo que estaba ocurriendo.
Después de enganchar a trabajar esperé a que se acercase el encargado para hablar con él en persona, y le dije que si tenía unos minutos para hablar delante de un café, me respondió que no, fuimos al comedor y el llevaba un folio. Cuéntame Manuel ,me dijo. Bien, hay dos temas de lo que quiero hablar, uno personal y el otro laboral. El laboral es que vamos hacer elecciones sindicales para nombrar un delegado de personal y aquí traigo unos folios para colocarlos en el comedor después de hablar con usted, y el personal, yo ya tenía el permiso del compañero para hablar del tema al encargado y le conté la confesión del compañero extranjero, el problema que estaba viviendo con el temblor de manos y el miedo que había cogido al volver al trabajo y que su corazón era pequeño, le dije que creía oportuno que hiciera lo posible por no presionar al personal y que intente utilizar las buenas maneras y el respeto, y que si no le veía como trabajador que le llame a la oficina y le diga que no es el tipo de trabajador que buscan y hasta luego Lucas, pero que intentarse no utilizar la presión. Claro que esto te lo diga un trabajador que está por debajo de ti supongo que tiene que tocar las pelotas. Solo creía que debía saberlo le dije, yo no voy enseñarle como hacer su trabajo. Bien aquí traigo un folio para que me lo firmes, me dijo, ¿que era? Una notificación de que por no haber hecho caso de quitarme los auriculares me sancionaban con una falta leve. bien, no hay problema yo la firmo porque la empresa si puede poner estas normas justificando que no puedes oír y producirse un accidente, pero lo que ellos creen es que una persona oyendo la radio baja la producción, y claro no te exprimen como ellos quieren, sin entrar en más detalles.
Después que la empresa ya conoce la noticia, pegue los panfletos, y le digo al personal que se relaje, termino mi jornada del lunes y me llama el encargado: “Manuel, acompáñame a la oficina”, y me presenta un folio comunicándome que la empresa ha notado que ha bajado mi producción y como no es demostrable ante un juzgado proceden a un despido improcedente. Les miro y les digo: “¡leche, podre comprarme un sofá!, bien, ya os habéis quitado el grano que os ha salido en el culo”.
Yo viviré esta experiencia, y procurare rodearme de gente que crea que aunque haya que trabajar, se puede hacer en armonía, no de la forma que trabaja hoy el hombre.
Por Luciano Gil en 23:21 2 comentarios Etiquetas: Noticias