16 agosto 2014

¿Cómo se convierte uno en mariposa?


Una joven le pregunta a una anciana: “¿cómo se convierte uno en mariposa?”. La anciana, con un guiño en el ojo y una gran sonrisa, le responde: “Tienes que tener tantos deseos de volar que estés dispuesta a dejar de ser una oruga”.

¿Cuán dispuesto estás a dejar tu “capullo”? ¿Cuán dispuesto estás a liberarte de las ataduras que se ven reflejadas en relaciones adictivas, destructivas…? ¿Cuán dispuesto estás a empezar una nueva vida sin mirar atrás, sin dejar de huir, sabiendo que cada instante de tu vida es una nueva oportunidad para liberarte de tu vieja historia? ¿Cuán dispuesto estás a dejar de ser la victima de las circunstancias y empezar a ser maestro de ellas?

El observador comprende que puede leer miles de libros de autoayuda, estar sentado frente a un gurú, frente a un maestro, tener multitud de pensamientos positivos, pero que esto no sirve de nada si no acepta que lo que hay que hacer en la vida es vivirla, pasar a la acción, que uno es el único responsable de todo lo que le ocurre, que uno es el único que se puede ayudar a sí mismo y que es el único que tiene que cambiar.