09 marzo 2008

La Palabra: verdad y mentira (II)


Según el diccionario, mentira es cualquier expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.

¿Alguna vez han hecho la prueba de contar las mentiras que dicen en un solo día?

Háganla un día, por favor, aunque solo sea para darse cuenta de hasta qué punto podemos faltar a la verdad.

No se le suele dar importancia a eso que llamamos “mentirijillas”, como si hubiera mentiras grandes y mentiras pequeñas, cuando lo cierto es que no hay mas que verdades y mentiras.

Mentimos cuando damos una respuesta codificada que no corresponde a la realidad. Por ejemplo: nos encontramos por la calle a un conocido que nos pregunta cómo estamos y respondemos que estupendamente, cuando nos acaba de decir la novia que se ha enamorado de otro hombre.

Mentimos si decimos una verdad a medias, es decir, solo una parte de la misma, omitiendo otra parte que no queremos decir por el motivo que sea. Sucede mucho en las quejas, en que contamos sólo la parte que nos conviene.

Se miente con las llamadas “mentiras piadosas”, esas que se dicen para no causar pena. ¿Tenemos derecho a ocultar algo importante a alguien para evitarle sufrir? Lo primero es que no sabemos si va a sufrir ni cómo va a ser su sufrimiento. Además, si le privamos de esa información le estamos usurpando su derecho de saber, sentir y tomar sus propias decisiones, lo cual crearía una situación muy diferente a la que creará la mentira piadosa manteniéndole en la ignorancia. Siempre es mejor conocer la verdad, aunque duela.

Se miente cuando la vida nos plantea una situación en la que debemos dar testimonio y callamos u omitimos lo que debemos testimoniar. Puede ser por muchos motivos, miedo, vergüenza, comodidad, búsqueda de beneficio, etc.

La palabra es el medio que tiene el ser humano para crear. Como decíamos en el artículo anterior, en el Evangelio de San Juan está escrito: “en el Principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”. Y ese verbo, esa palabra, es el mayor don que se le ha dado al hombre, con ella podemos crear el Cielo en la Tierra y también podemos crear un auténtico infierno, depende cómo la usemos.

Pero hay algo muy importante que debemos saber y no olvidar: estamos hechos de palabras, fuimos creados a través de la palabra y por tanto somos palabra encarnada, verbo encarnado. En nosotros está escrita nuestra historia y la historia de todo cuanto existe, y cada vez que emitimos una palabra de verdad, toda nuestra estructura resuena en la verdad y se ajusta a la perfección de la idea con la que fuimos creados, ganando armonía, salud, belleza, en fin, resonando –porque el verbo resuena- en la perfección. Y de la misma manera, cuando faltamos a la verdad, esa disonancia que se produce al emplear mal la palabra crea distorsión, confusión, sufrimiento, enfermedad, etc.

Todo cuanto emite el hombre vuelve antes o después a él. Somos creadores, conscientes o inconscientes, y toda nuestra creación regresa a nosotros. Si resonamos en la verdad, el poder creativo de la palabra regresará a nosotros dándonos lo mismo que hemos dado, y si mentimos también regresará a nosotros, pero devolviéndonos toda la desarmonía que hemos generado, con todas sus consecuencias.

El universo siempre nos devuelve lo que hemos emitido, pero… amplificado.

Jamás una palabra sincera y verdadera dañará nada ni a nadie, pese a las apariencias externas. Somos depositarios de la palabra creadora, que es sagrada, y tenemos el derecho y la obligación de aprender a usarla con sabiduría, pero para ello es indispensable que siempre digamos la verdad.

Ahí y así, estaremos usando la palabra con el auténtico sentido con el que El Creador nos la entregó: ser a Su imagen y semejanza.

4 comentarios:

M@R dijo...

HOLA,,,
DE LA PALABRA SE DICEN MUCHAS COSAS, DE LA VERDAD MENOS Y LA MENTIRAS DEMACIADAS,,,
PREFIERO VERDADES, POR QUE SOY UNA VERDAD,,,
DE LAS MENTIRAS NO ME GUSTAN POR QUE ENGAÑAN Y ESO ESTA MAL,,,
VERDAD Y VERDAD, ES IGUAL A SER AUTENTICOS Y SINCEROS, ES SER ESENCIA DEL BIEN,,,
UN ABRAZO,,,

Yudith Valles de Perez dijo...

Hola Adonay, este post me llego, anteriormente pensaba que era preferible una mentira que consolara a una verdad que doliera. Que equivocada estuve, gracias a Dios que toco mi corazon y he rectificado, para mi bien y los que me rodean. Excelente estas ayudas en tu blog! Saludos

Lidia M. Domes dijo...

Es bueno hablar desde lo que uno es, no tratando de agradar...

Abrazos...

Lidia

Yuria dijo...

También yo le doy a la palabra un valor infinitamente grande.

Muy bueno tu discurso.

Te dejo un beso.