01 marzo 2008

La Palabra: hablar por no callar (I)


De todas las palabras que decimos en un día cualquiera de nuestra vida, ¿cuántas son verdaderamente necesarias?, ¿cuántas son verdad?, ¿cuántas hacen bien a quien las recibe?, ¿cuántas proceden de nuestro corazón?

Muchas preguntas surgen de la palabra y muchas palabras se podrían emplear en su propia reflexión, pero vamos a tratar de no extendernos mucho, sino de plasmar unas pocas ideas muy claras, fáciles de entender y de aplicar.

Vemos que se habla, entre otras cosas, porque no se aguanta el silencio, produce incomodidad y se tiene la necesidad de llenarlo con algo. Estar con alguien y permanecer callado mientras no tenga sentido hablar es muy importante. Cuando se está en silencio se sienten cosas por dentro, cosas nuestras y de los otros, cosas del mundo, y si abrimos nuestros sentidos y dejamos que lleguen hasta nosotros estaremos sintiéndolas.

La palabra debería surgir del corazón (que no salga por tu boca palabra que no proceda de tu corazón), debería ser sentida y, por tanto, llevar en sí misma la fuerza, el convencimiento y el compromiso de quien la pronuncia, y si no fuera así más valdría callar.

Existen algunas expresiones referentes al valor de la palabra que me gustaría recordar: “es un hombre de palabra”, “palabra de honor”, “mi palabra va a misa”, etc. En todas estas expresiones, algunas bastante en desuso, se refleja perfectamente el valor que tiene o debería tener la palabra. En su día, había personas dispuestas a perder su fortuna e incluso su vida por haber dado su palabra y mantener su honor. Hoy en día, una firma tiene más crédito que la palabra, de la que ya no se fía nadie, e incluso así se falta a los compromisos y ni la firma vale ya.

Somos testigos, por tanto, de una verborrea generalizada y sin ningún sentido. Se habla por no callar, por decir algo, y la mayor parte de las veces se queda en palabras que no tienen sentido y no se cumplen, incluso muchas veces ya se pronuncian con la intención de no cumplirlas.

Está escrito en el Evangelio de San Juan: “en el Principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”. Nos está diciendo, realmente, que el verbo es creador, que Dios hizo la Creación a través del Verbo (la palabra), y si el hombre está hecho a Su imagen y semejanza, tiene el deber de emplear ese verbo con el auténtico sentido que tiene, para crear.

Sería un buen comienzo empezar a hablar con sentido, dejar de hablar por hablar, ser conscientes de que podemos y debemos crear con nuestro verbo, con nuestras palabras, y sentir lo que vamos a decir antes de pronunciarlo, comprometiéndonos a cumplir nuestra palabra, nuestra palabra de honor, porque no fue creada una sola palabra que no fuera de honor. Y si no es así, mejor sería permanecer callados.

10 comentarios:

M@R dijo...

HOLA,,,
LEYENDOTE ME PREGUNTO CUAL PALABRA TIENE MAS PESO Y SENTIDO, LA ESCRITA O LA DICHA,,,
CUAL SILENCIO DUELE MAS EL QUE SE HABLA O EL QUE SE ESCRIBE,,,
SABES CUAL ES EL SILENCIO HABLADO O ESCRITO,,,
NO ES LO QUE ENTRA POR LA BOCA LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE, SINO LO QUE SALE DE ELLA(boca) POR QUE DEL CORAZON PROCEDE,,,
HAY PALABRAS DICHAS Y PALABRAS ESCRITAS QUE ENVENENAN EL ALMA,,,
Y EL VERBO SE HIZO CARNE,,,
NO SOMOS DIOSES PERO ESTAMOS ECHOS A SU IMAGEN Y SEMEJANZA,,,
UNA GOTA DE MAR NO ES TODO EL MAR PERO CONTIENE LO QUE EL MAR TIENE,,,
LA PALABRA VERDADERA ES "AMOR",,,

UN ABRAZO MI BUEN AMIGO,,,

Jayja para tí... dijo...

Si, lo malo no esta en lo que se dice, sea bueno o malo, o mal interpretado, lo malo esta de todas formas loq ue dice el corazon, porque aunque calles si eres malo...

Anónimo dijo...

Interesantes preguntas las que haces sobre las palabras, yo destacaria dos de ellas ¿cuantas hacen bien a quien las recibe?, ¿cuantas proceden de nuestro corazón?. Si me lo permites, añadiria otra ¿cuantas veces interpretamos correctamente esas palabras?, es decir ¿cuantas veces comprendemos el verdadero sentido y la intencion con que estan dichas?.
Palabras que salen de nuestro corazón, llenas de cariño con el unico proposito de ayudar a quien en ese momento lo necesita, pero que si no se entienden adecuadamente, si no somos capaces de ver su verdadero sentido, pierden su valor y pueden acabar siendo causa de dolor, todo lo contrario de lo que pretendiamos.

Lidia M. Domes dijo...

Todo lo que del corazón procede es puro, es bueno y es amor... lo que sucede es que muchas veces nuestra mente interfiere esa comunicación... y si no nos damos cuenta podemos PENSAR que alguien puede tener maldad en su corazón...

Si pudiéraamos callar y sentir, en lugar de hablar y juzgar... seríamos mucho más felices!!!

Cariños...
Lidia

Luciano Gil dijo...

M@r: creo que lo escrito debe tener tanto sentido como lo dicho, e igual pasa con el silencio, depende de la intención que lo ha generado, si es una buena o mala intención, siempre hay que ir mas allá de la forma, al espíritu de la letra-palabra. Desde luego, el amor debería ser el motor de todo, solo el amor tiene sentido en cualquier aspecto de nuestra vida, todo lo demás es sufrimiento. Con todo mi cariño, mi buena amiga...

Luciano Gil dijo...

Jayja: es verdad, amiga, lo importante es lo que dice el corazón, aunque eso no nos libra de tratar de ser veraces en nuestra expresión. Besos...

Amira: haces una reflexión muy profunda, es así, nuestra intención y nuestras palabras deben ser buenas y sinceras, pero después está quien las recibe, ahí pueden haber confusiones o malas interpretaciones, pero eso no lo podemos evitar y tampoco vamos a permanecer siempre callados por miedo a eso que, si se produce, se puede aclarar si se quiere. Gracias por tu aportación y un beso...

Lidia: hola, me alegro de que estés por aquí, y es verdad que si nos pudiéramos comunicar de mente a mente, de corazón a corazón, habría menos contaminación, pero de momento, en la mayoria de casos es a través de la palabra como lo hacemos y debemos tratar de ser lo mas pulcros posible. Muchas gracias y un beso...

Mónica dijo...

Hola, me gustó mucho lo que escribiste y con cuanta verdad. Hay veces que hablamos de más... me pasa bastante... que termino diciendo ¿para ue me metí o para qué dije ésto o aquello?

Pero bueno es la naturaleza humana, pero... intentaré cambiar... en lo posible.

Bsss.

Yuria dijo...

Hola. Ya era hora de que te visitara yo primero. Me gusta mucho este post porque siempre en mi vida la palabra ha sido, y es, fundamental. Por lo que dices, sí, a veces es necesaria alguna palabra de cortesía, pero ¿se le da a la palabra el verdadero valor?
Sta Teresa decía a sus monjas que "Cuanto más santas, más conversables"; pero, no sé, yo pienso que santos los ha habido, y los hay - los que lo somos de a pie, jaja-, más habladores y más callados.

Un abrazo.

Cecilia dijo...

Devuelvo visita pero volveré!
Totalmente de acuerdo!!

Tenemos que aprender a callar.

Muy buen post!

Saludos!!!

Trini Reina dijo...

Desde ahora mediré más mis palabras, aunque las amo tanto que no creo que desperdicie ninguna de las que emito, y, desde luego siento todas las que escribo.
No suelo dar mi Palabra, pero cuando lo hago, eso va a misa:):)

Gracias por tu visita a mi blog y por tus palabras.

Saludos