23 febrero 2010

Oración Tibetana

Si no hay fruta,
vale la belleza de las flores.

Si no hay flores,
vale la sombra de las hojas.

Si no hay hojas
vale la intención de la semilla.

11 febrero 2010

Encuentros, reencuentros...

Momentos distintos a todo lo anterior, instantes de nieblas en la razón que impiden explicarse ciertos pensamientos, sentires y emociones que se viven de una manera nueva y conturban al ser desde el Ser, donde no hay parámetros ni reglas sino una puerta que se abre ante un paisaje nuevo en el que todo es posible.

Momento de encuentros y reencuentros en que la energía del ser no puede estar encarcelada sólo en un pequeño cuerpo y vuela a través del espacio y el tiempo allá donde encuentra una resonancia que la llama, cerca, en la otra parte del planeta, en cualquier lugar del universo. En cada reencuentro te reconozco, me reconozco, siento el siguiente paso a dar. Nada es imposible…


Los sentidos se quedan cortos, es necesario amplificarlos porque no se pueden usar como siempre. Hay mas ahí, mucho más que espera ser sentido y reconocido desde el centro del pecho, empezando por el propio reconocimiento de que somos mucho más que materia, mucho más que pensamientos, deseos, obsesiones y miedos que nos atan a una realidad que no es tal, sino una creación de nuestra mente que durará mientras así lo queramos.


Soltar, liberarse de todo lo pesado, grave y denso, alzar el vuelo, ir al reencuentro de ti a mí, de mí a Mí mismo, de Mí a Él. Estamos siendo esperados…