10 noviembre 2010

Aprovechar el tiempo

“¿Estás preparada? Vengo a llevarte conmigo, ya se cumplió tu tiempo y es hora de partir…”

No sabemos cuánto tiempo tenemos. Se nos ha dado el regalo de la vida y, ¿cómo lo utilizamos?
Pareciera que vivimos como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, seguramente aflora en nosotras la sensación, el recuerdo o la intuición de que realmente somos seres inmortales, pero a menudo desaprovechamos ese tesoro de tiempo que se nos dio y lo desperdiciamos inútilmente en menesteres que no nos conducen al puerto al que queremos llegar.
Vivimos en una sociedad consumista que tiende a tener ocupado todo el tiempo mediante todo tipo de actividades; existe el ocio y el tiempo libre y hay que ocuparlos como sea, y cuando no se sabe cómo hay que hacer lo que sea para matar el tiempo, no siendo conscientes de que, al actuar así, somos nosotras las que morimos poco a poco.
Todos los procesos de la naturaleza están sujetos a unos ritmos y existe también el tiempo del descanso, de la quietud, del no hacer, en el que el ser integra lo vivido, y tal y como esa experiencia se posa y clarifica se encuentra a sí mismo en ella y prepara las condiciones para realizar el siguiente movimiento.
Pero es necesario que el hacer tenga un sentido. No se trata de hacer cuanto más mejor, sino de que cada cual haga lo que sienta que tiene que hacer, ni más ni menos, sin picar en el anzuelo de las ofertas que pretenden tenernos siempre ocupados, distraídos o entretenidos en cosas, la mayor parte inútiles, que generalmente acaban confundiéndonos y apartándonos de nuestro proyecto de vida.
Es realmente importante ejercitarse en el verdadero hacer, entrar en el auténtico ritmo creador que posibilite la realización de nuestro proyecto vital, de nuestro ideal, ese que fue pensado y decidido para ser realizado por nosotros en este tiempo que se nos dio como vida, para que nada quede pendiente por nuestra parte y ésta contribuya armoniosamente en el proyecto de la totalidad de la que forma parte.
Así, podremos también hacer como se cuenta que hizo Dios cuando, tras cada día de la Creación, se detenía a contemplar y viendo el resultado lo daba por bueno. Y cuando un día, lejano o cercano, tengamos que partir, lo haremos con la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber, que también derecho, y haber gozado con ello habiendo aprovechado útilmente el tiempo que tuvimos, convirtiéndolo en Vida…

7 comentarios:

Yudith Valles de Perez dijo...

Hola Adonai, saludos! Muy linda esta estrada, nos convencemos cada dia que el tiempo de Dios es perfecto, nos regala vida con su debido tiempo! Besos

Luciano Gil dijo...

Gracias Judith, por tu comentario y tu presencia, siempre apreciada... Besos.

Alma dijo...

Aprobechar el tiempo,
cada instante,
como si fuese el último,
hacerlo Sagrado,
es Su regalo de vida en nosotros.

Amen.

Jayja para tí... dijo...

Y vos has dicho...y cuando un día cercano o lejano...lo has escrito...entre otras muchas palabras...y mientras yo escribía...y cuando un día lejano o cercano...qué significa eso? me asusta el pecho...

Sandra Figueroa dijo...

Hola, un texto que me deja reflexionando. Fue un placer. Te dejo un beso, cuidate.

Disculpa, vengo del blog de Jayja a conocerte despues de leer que ambos escribieron algo parecido o casi igual. Y al leer ambos textos un escalofrio recorrio mi ser.

Luciano Gil dijo...

Graqcias, Poetiza, por seguir los senderos del Amor...

Unknown dijo...

precioso texto Adonai!, es verdad que perdemos el tiempo en cosas muy inútiles y nos distraimos y olvidamos nuestros enfoques en pos de otros enfoques que no son los nuestros. Pero cuando retomamos el sentido de nuestra vida todo se aparece más especial, más logrado y se puede gozar de ese retorno a nosotros mismos. Me gusta pensar que a pesar de nuestras equivocaciones en el camino, siempre hay un giro, una curva, un nuevo tramo que nos hace sentir bien ;-) Un abrazo! me encantó la imagen del reloj y la mariposa por cierto! muy delicada y acertada la foto para este texto