Pareciera que sonido y silencio son cosas opuestas, como dia y noche, frio y calor o alto y bajo, y lo cierto es que es la misma cosa en diferentes momentos, no puede existir uno sin el otro.
Vamos a referirnos al sonido y el silencio en relación a la expresión humana, al lenguaje, a la palabra. Si observamos en nuestro medio ambiente podremos reconocer que el ser humano tiene obsesión por hablar –estamos generalizando, siempre habrá excepciones-, da la impresión de que todos tenemos muchas cosas que decir.
El caso es que si escuchamos, la tendencia es a repetir siempre las mismas cosas, a decir lo que ya se dijo, a comentar cosas que no tienen ningún sentido, a chismorrear, a criticar… Realmente, eso, no vale la pena. ¿Qué estamos aportando de nuevo?
Se supone que la palabra debe surgir por necesidad de comunicar algo, y la comunicación es lo que menos abunda. Hablamos mucho pero lo que decimos no nos nutre, no hace crecer al otro, no le da una información valiosa y necesaria para emplearla en su vida. Entonces, ¿qué estamos diciendo?, ¿qué hablamos?
Si hacemos la prueba de escuchar desde afuera en una reunión de gente, lo normal será que escuchemos una especie de cacofonía, una mezcla de sonidos distorsionantes. Si tenemos la oportunidad de hacer la misma prueba en un grupo de personas que están comunicándose de verdad, desde el corazón –cosa harto extraña-, el sonido que nos llegará será totalmente distinto, sentiremos que no hay distorsión y, aunque no podamos distinguir lo que habla cada cual, habrá una armonía entre todos los sonidos. Hagan la prueba si pueden, merece la pena.
Hablar no equivale a comunicarse, es uno de los distintos sistemas que podemos emplear para hacerlo, pero eso no se produce en cualquier caso. Para comunicarnos debemos hacerlo en unas determinadas condiciones. Comunicación debe ser como comunión, una común unión en base a algo que compartimos y que promueve un movimiento y un cambio en nosotros que nos lleva a transformarnos. Ese es el auténtico verbo, el auténtico sonido creador y sanador. Lo demás es verborrea y distorsión que conducen a la confusión y a todo tipo de desequilibrios.
Comunicación ---> Fusión - Verborrea ---> Confusión
La primera gran explosión que originó el universo, el Big Bang, fue luz y sonido, y ese sonido podríamos decir que nació de la intención de una Fuerza que se fue concentrando y desde el estado anterior de no existencia, desde el silencio, se produjo el primer sonido de la Creación, y éste produjo la manifestación en el plano de la materia-forma.
Así, el silencio debe ser el tiempo en que gestamos el sonido en nuestro interior, a partir de lo que sentimos y necesitamos comunicar y compartir, y cuando éste llega a estar completo como idea y sentir, entonces le podemos dar forma a través de la palabra para que salga al exterior como sonido creador y llegue a los otros como una flecha certera al centro de una diana. Y la diana, entonces, se sentirá tocada por la flecha, es más, diana y flecha serán uno.
Todo el mundo quiere hablar y que le escuchen, nadie quiere escuchar, y la mayoría de veces quienes lo hacen, están ansiosos esperando su turno para hablar. ¿De verdad creen que es tan importante lo que tienen que decir?
Tenemos que llegar a un equilibrio entre sonido y silencio, pues gracias al silencio podemos escuchar el sonido, y gracias al sonido reconocemos el silencio.
Estaría bien que hiciéramos el trabajo de recogernos en silencio de vez en cuando, pasar unas horas, un día, unos pocos minutos por lo menos. Teniendo en cuenta que a veces estamos callados solo por fuera, pero por dentro no dejamos de hablar, o tenemos la radio o la televisión siempre en marcha, la cuestión es no entrar en el silencio. Da miedo el silencio, mucha gente no lo soporta.
¿Están dispuestos a probar, por un solo día, a hablar solo desde el silencio sentido? No es difícil, solo tienen que controlar la tendencia a hablar de lo que sea y mantenerse en un silencio expectante desde el que, en un momento dado, surgirá algo que decir, algo de verdad, y entonces el silencio dará paso al sonido.
Y es que en el silencio se oyen cosas, se sienten cosas y se dan las condiciones para que, desde él, surja la palabra justa. Y con la palabra justa, con el Verbo Creador, podemos cambiar nuestra realidad.
Silencio ---> Big Bang ---> Sonido Creador