El pensamiento crea tu realidad.
Es como el programa que hace funcionar un ordenador. Lo que el ordenador hace depende de las instrucciones grabadas en el programa. Es por eso que cada cierto tiempo se crean nuevas versiones de los programas, en las que se subsanan errores y se introducen mejoras.
Hay pensamientos de luz y pensamientos de tinieblas, pensamientos positivos y pensamientos limitativos, pensamientos de salud y de enfermedad, pensamientos tuyos y otros que hiciste tuyos aunque no lo son, que pueden venir de otro lugar o de otras personas, de alguien a quien valoras o admiras, de un libro que leíste, de una opinión comúnmente aceptada, del miedo…
Hay tantos pensamientos como caminos, y al igual que éstos, según cómo pienses tu camino cambiará.
Cada pensamiento es una causa en tu vida, y si le das curso creará en ella una serie de consecuencias, algunas de ellas previsibles y otras imprevisibles. Pero está bien tratar de descubrir dónde nos puede llevar cada pensamiento si le damos cauce y, hasta donde seamos capaces, ver qué consecuencias puede tener para nosotros y para los demás. Luego, podemos preguntarnos si estamos dispuestos a recorrer ese camino.
Si queremos que algo cambie debemos hacer algo nuevo, si hacemos lo de siempre ocurrirá lo de siempre. Y todo comienza con un pensamiento, por pequeño que sea.
Pienso algo, lo deseo, tomo la decisión de realizarlo y actúo. Ahí la causa ya ha generado sus consecuencias y ha creado nuestra realidad, nos guste o no. Y todos nuestros actos, consciente o inconscientemente, están relacionados con nuestros pensamientos, nuestros esquemas mentales, nuestros valores, nuestro programa…
Por cierto, ¿si tan cuidadosos somos con instalar antivirus a nuestro ordenador, cómo no hacemos lo mismo con nuestra mente? Podemos estar llenos de virus, gusanos, troyanos…, ¡a saber lo que hay ahí dentro!
Cuida tus pensamientos o podrás acabar en cualquier parte…