Ocúpate solo de vivir,
que cada instante se valga por sí mismo,
deja a cada cual caminar su camino,
y que nada ni nadie desvíe tus pasos.
Contempla todo con desapego,
la propia contemplación te lo permite,
sólo cuando sales de tí
crees que las cosas te suceden.
Sé como el niño pequeño,
no hagas planes para dentro de un minuto,
olvida rápido lo que acaba de suceder
y sumérgete en el momento presente.
No te preocupes por el mañana,
quien inventó esa palabra no sabía lo que hacía,
pero tú, que no has vivido jamás mas que en el instante,
tienes la llave de la puerta del tiempo.
Celebra ya, por fin, la vida,
la vida que te vive y en la que vives,
eres la vida misma viviéndose en tí,
y si llegas a creerlo vivirás en el milagro...