Amistad y soledad son las palabras que me rondan últimamente y buscando en mi interior las he encontrado, más por mi sentir que por ellas mismas.
La soledad me gusta y todos los días necesito encontrar un tiempo, por pequeño que sea, para estar solo conmigo mismo y, desde ahí, recuperar mi centro, sentirme, descansar de lo de fuera. Y no es que no me guste la compañía, me gusta y la necesito, pero es luego la soledad quien remata la faena y permite que todo lo vivido se integre y aposente donde corresponda.
En la soledad siento a veces cómo el tiempo se comprime y pasa casi sin darme cuenta, sabiéndome a poco, mientras las manecillas del reloj se acercan peligrosamente a esas horas que, si tienes que madrugar, conviene que no te den despierto.
En soledad siento que el tiempo es corto y las ganas grandes, que tanto que hacer, sentir y expresar necesitan de muchas vidas para poder ir manifestándose poco a poco.
La soledad es el ajuste necesario que me prepara para encontrarme de nuevo con el mundo, tras haber sentido su anterior efecto sobre mí y haberme sentido en él. Es la noche de mis días, mi descanso externo y mi reencuentro conmigo mismo.
En cuanto a la amistad…
La que a mí más me importa es la que se escribe con mayúsculas, que para eso están también las mayúsculas, para señalar lo grande. Y la AMISTAD es una de las cosas más grandes que puede vivir un ser humano, una conexión entre dos personas que no tiene límites y en la que hay una verdadera y total entrega sin condiciones. Soy tu AMIGO, puedes contar conmigo, estoy aquí para lo que haga falta, disponible para ti. ¡Qué rara y escasa es esa amistad! Es una piedra preciosa difícil de encontrar que hay que custodiar con esmero, el más bello diamante que se lleva junto al corazón y te acompaña toda tu vida… y más.
Hay también otra clase de amistad cuya primera letra se escribe con mayúscula, esa Amistad en la que los Amigos están ahí mientras no les suponga grandes incomodidades. Se puede contar con ellos para cosas no muy comprometidas y es fácil que estén. Esa Amistad es un piedra semipreciosa que se luce más a diario, y también nos es querida aunque no tenga el mismo valor que la primera.
Por último está la amistad en minúsculas, pequeñita, de bisutería, que es la que más abunda y se encuentra por todas partes. Son esos amigos que solo están para los buenos momentos, las comidas, los éxitos, las fiestas… y que en cuanto intuyen que puede haber algo un poco más profundo desaparecen como por arte de magia.
Creo que en la vida de cada ser hay de todo y todos tenemos amigos de todos los tipos, pero yo quiero saber de verdad con quien cuento, pues el tipo de amistad que quiero es la AMISTAD con mayúsculas. Esas son las personas que quiero que formen parte de mi vida, pues mi vida es y quiero que sea preciosa y no me quiero conformar con menos. Si nos preocupa la alimentación, la higiene, la salud, etc. ¿por qué no debemos ser exigentes también en nuestras relaciones?
Y en esas estoy estos días, en que a veces, estando en compañía me he sentido solo y estando solo me he sentido acompañado.
Hace tiempo ya que me respeto mucho más de lo que antes me respetaba, y en cualquier tiempo de mi vida, sea de soledad o compañía, sea con quien sea, el respeto es lo mínimo que pido, no admito ya menos. Si eso tiene que definir mis amistades y mis tiempos, así será.
No es buena la soledad impuesta ni la amistad impostora. La soledad buscada y la amistad auténtica son necesarias para mí, me dan vida.