28 noviembre 2007

Oración: tan lejos y tan cerca

Estas tan lejos, Señor, y estas tan cerca, ¿es que acaso existe algún lugar donde no estés?, ¿acaso existe algo que no sea un reflejo tuyo?

Déjame que te hable a mi manera, a través de lo pequeño, de lo que me resulta más próximo, más cercano, pues eres tan grande que te me escapas, que no llego a verte y al mismo tiempo, mire adonde mire, no te veo sino a Ti.

No quiero confundirme y pensar que sólo estás en lo que más valoro o me gusta, pues se que también te muestras en quien todavía no es consciente de Ti y por ignorancia te busca por el camino que ya no corresponde, en quien usa mal el verbo que nos diste para crear y engaña y ofende a través de él, en quien utiliza su pequeña fuerza como un gran poder para imponerse a los demás, sí, también en ellos estás Tú. Recuerdo que un gran maestro nos mostró cómo era capaz de ver la belleza donde otros no veían más que fealdad, “ni las perlas son tan blancas como sus dientes”.

Y me regalas tanto, a través de otros me regalas palabras sinceras, sentimientos por primera vez expresados, pensamientos, miradas… Utilizas todo para expresarte y llegar a mí, hasta internet, sí, también manejas internet y envías emails y smss, ¿acaso no se inventó por inspiración tuya? Aún hemos de mejorar, lo sé, tu sistema no tiene caídas de línea ni bajadas de velocidad, el problema está en nosotros, que no interpretamos bien tus instrucciones y tu mensaje, pero Tú, el Gran Servidor, estás disponible a cada instante, esperando a cualquiera que se quiera conectar a Ti ¡En Ti sí que está todo accesible!, sin trampas ni engaños, y encima no nos cobras ni siquiera tarifa plana.

Llegas a mí inspirando ternura en mi corazón cuando contemplo un colibrí herido en una mano amorosa y me doy cuenta de que Tú eres ambos, el colibrí y la mano, o cuando mi pequeñín, mi gafarroncico –como yo le llamo- me viene a dar un abrazo y lo siento apretarme con sus pequeños brazos alrededor de mi cuello, o cuando me esperas en mi puerta durante horas, aunque haga frío, y nada más abrir te veo en forma de gato buscando mis caricias o regalándome una hoja de árbol que has cazado para mí y has dejado en la alfombrilla.

Eres tan generoso y mis palabras se quedan tan cortas, que me siento como un niño que no sabe cómo expresarse ante algo tan grande. Pero de mi corazón surge un sentimiento y una palabra, pequeña, poco usada, pero que me quedo con ella por yo soy también así, pequeño ante Ti…

¡Gracias!

24 noviembre 2007

La tienda de la verdad


El hombre caminaba paseando por aquellas callecitas de la ciudad provinciana. Tenía tiempo y entonces se detenía algunos instantes en cada vitrina, en cada negocio, en cada plaza. Al dar vuelta a una esquina se encontró de pronto frente a un modesto local cuya marquesina estaba en blanco; intrigado se acercó a la vitrina y arrimó la cara al cristal para poder mirar dentro del oscuro escaparate.....en el interior solamente se veía un atril que sostenía un cartelito escrito a mano que anunciaba: «Tienda de la verdad».

El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían. Entró. Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó:

Perdón, ¿ésta es la tienda de la verdad?

Sí, señor, ¿qué tipo de verdad anda buscando: verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?

Así que aquí vendían verdad. Nunca se había imaginado que esto era posible, llegar a un lugar y llevarse la verdad, era maravilloso.

Verdad completa - contestó el hombre sin dudarlo. «Estoy tan cansado de mentiras y de falsificaciones», pensó, «no quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni defraudaciones»

¡Verdad plena! - ratificó.

Bien, señor, sígame.

La señorita acompañó al cliente a otro sector y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo:

El señor lo va a atender.

El vendedor se acercó y esperó que el hombre hablara.

Vengo a comprar la verdad completa.

Ajá, perdón, ¿el señor sabe el precio?

No, ¿cuál es? - contestó rutinariamente. En realidad, él sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.

Si usted se la lleva - dijo el vendedor - el precio es que nunca más podrá estar en paz.

Un frío corrió por la espalda del hombre, nunca se había imaginado que el precio fuera tan grande.

Gra...gracias, disculpe.... - balbuceó.

Se dio vuelta y salió del negocio mirando el piso.

Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que todavía necesitaba algunas mentiras donde encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo mismo.

«Quizá más adelante», pensó....

Anthony De Mello

21 noviembre 2007

Poema para todas las mujeres


Este pequeño poema quiero dedicarselo a todas las mujeres, a las que tienen un amor, a las que todavía no lo han encontrado y a las que creen haberlo perdido, porque el amor, el verdadero amor, no se puede perder nunca pase lo que pase.


Te hablo a través del viento,
que llega hasta ti sin tú saberlo,
y cuando a mí regresa,
cargado con el regalo de tu aroma,
dejo que en mí haga presa
tu presencia, presente, que retorna,
para, de nuevo, volver a ti en tu pensamiento
la suave brisa de mi aroma.

20 noviembre 2007

Hoy voy a escuchar

Hoy voy a escuchar a los demás sin juzgarlos, es más, voy a tratar de ponerme en sus lugares y comprenderlos. Y para eso no necesito tomar partido, ni estar a favor o en contra de nada ni de nadie. Voy a ser solamente un testigo silencioso, como lo es un pájaro o un árbol, de ese ser que me ha elegido para expresarse. Tal vez vea en mí, como en un espejo, la luz que anda buscando y tal vez llegue hasta mí el reflejo de esa luz, y me ilumine.

18 noviembre 2007

Disfruta (vive) tu día

Aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho de expresarte, que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario...
No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al
mundo; porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa. Y tú
puedes aportar una estrofa...
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el
hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes, huye...
"Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo", dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía sobre las
pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la
vida en un infierno.
Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin
miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes se
alimentaron de nuestros "Poetas Muertos", te ayudarán a caminar por
la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los "Poetas Vivos".
No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas...

Walt Whitman

Las cuatro esposas

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, el no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si él se fijaba en ella.
Un día, el rey enfermó y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y cavilo: Ahora tengo cuatro esposas conmigo, pero cuando muera estaré sólo". Así que le preguntó a su cuarta esposa: "te he amado mas que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, "¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" "¡Ni pensarlo!", contestó la cuarta esposa, y se alejó sin decir mas palabras.
Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso. El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: "te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" "¡No!", contestó su tercera esposa, "la vida es demasiado buena, cuando mueras pienso volverme a casar". Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frio.
Entonces preguntó a su segunda esposa: "siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" “Lo siento, no puedo ayudarte esta vez", contestó la segunda esposa, "lo mas que puedo hacer por ti es enterrarte". Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.
Entonces escuchó una voz: "Me iré contigo y te seguiré doquiera tus vayas". El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo: debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo".
En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos irán a parar a otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.
Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañara donde quiera que vayamos. Así que cultívala, fortalécela y cuídala ahora
Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo. ¡Déjala brillar!

11 noviembre 2007

La mentira


Mentir es algo mas que decir una mentira.
Se miente con el silencio, con la complicidad, con el gesto, con la actitud, con el ocultamiento…
Mentimos cuando decimos o hacemos lo que los demás esperan de nosotros, cuando no nos atrevemos a ser nosotros mismos, cuando fingimos, cuando no apostamos por lo que de verdad queremos.
Mentimos con frases hechas a preguntas cuya respuesta dista mucho de ser esa.
Decimos una mentira para no complicarnos la vida, para proteger o para salvar a alguien, por educación, por miedo, por pena, por piedad… sí, por piedad, también existen las “ mentiras piadosas”.
Mentimos a los demás y a nosotros mismos. Mentimos, siempre, buscando un beneficio, una ventaja, una renta, si no ¿qué sentido tendría mentir?
La mentira es una mancha sobre la palabra verdadera, sobre la imagen nítida del ser, un espejismo en el desierto que puede hacer perder la vida.
La mentira es un arma de destrucción masiva que genera confusión, sufrimiento, dolor, enfermedad… empezando por quien la emite.
¿Qué pasaría si nos propusiéramos no mentir? ¿Qué pasaría si poco a poco, empezáramos todos a dejar de mentir? ¿Por qué no hacerlo?

07 noviembre 2007

Dios no te preguntará

El precio de nuestra vida

Casi todo lo que hacemos persigue la realización de la seguridad material, la comodidad, el placer… Realmente es la búsqueda de la felicidad, y para ello no dudamos en ir a por el TV de ultima generación, el coche mas lujoso y potente, la ropa de primeras marcas o tantísimas otras cosas que cada cual bien sabe sin necesidad de poner mas ejemplos.
Lo mismo sucede en el plano de nuestro hacer. Nuestras vidas están repletas de actividades que consideramos irrenunciables, véase por ejemplo: gimnasio, clases y talleres diversos, conferencias, fútbol y un largo etcétera. Por supuesto, hay que mantener una vida social, relacionarse, y para ello, una vez mas, ir a restaurantes, eventos sociales, etc. Simplemente estamos describiendo una situación, sin entrar en valoraciones individuales ni de bueno o malo.
Y el común denominador de todo esto es una buena cartera que poder sacar cada dos por tres, porque una característica común de este estilo de vida es que todo hay que comprarlo, hay que pagar por todo directa o indirectamente.
O sea, deseamos comprar algo, y para ello necesitamos dinero que hemos de conseguir de algún modo, normalmente vendiendo algo. Y ¿qué solemos vender para obtener dinero?: nuestro tiempo, yo te doy mi tiempo –trabajo- y a cambio tú me das dinero.
Pero si hay algo que no nos sobra a nadie es el tiempo. Un antiguo proverbio oriental dice que el hombre, al nacer, ya trae sus respiraciones contadas. Sería, valga la equivalencia, como si tuviéramos una linterna con una sola pila que no se puede reemplazar, y según usáramos la linterna nos daría luz por más o menos tiempo. Pues lo mismo sucede con nuestra vida, tenemos que ser conscientes del precio que estamos pagando por cada cosa hacia la que vamos y si, realmente, eso es útil y necesario en nuestro camino o simplemente superfluo, innecesario o inútil.
Cabría plantearse, pues, qué sentido tiene quemar constantemente el valioso combustible que se nos dio para vivir nuestra vida, para conseguir cosas que finalmente nos dejan igual de insatisfechos que estábamos pero habiendo perdido irreparablemente un tiempo precioso que en vez de ser vivido plenamente alimentando nuestras auténticas necesidades espirituales, ha sido simplemente vendido o cambiado por otra mercancía que no nos hace sentir mas plenos ni felices.
Parece que la felicidad, o lo que a ella se le aproxima, no se encuentra por esos caminos, sino que mas bien se trata de un estado interno que se debe cuidar, alimentar, trabajar, y no una consecución externa que se pueda comprar, conseguir u obtener a través de una transacción económica en la que el precio sea, finalmente, nuestro tiempo de vida, ese que se nos regaló para que lo custodiáramos e invirtiéramos de la manera mas sabia en nosotros mismos en vez de venderlo a quien mejor oferta nos hiciera.
Podríamos preguntarnos, sin saber cada cual cuánto tiempo nos queda: “¿cuánto vale mi vida?”

05 noviembre 2007

Oración

Señor: que yo nunca rece para ser preservado de los peligros,
sino para alzarme ante ellos y mirarlos cara a cara.
Que no pida la extinción de mi dolor,
sino el coraje que me falta para sobreponerme a él.
Que no confíe en aliados en la guerra de la vida
sobre el campo de batalla del alma:
que sólo espere de mí.
Que no implore, espantado mi salvación,
que tenga la fe necesaria para conquistarla.
Dame no ser ingrato:
pues a tu misericordia debo mis triunfos.
Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte.
¡Y dame la paz, y dame la guerra!

Rabindranath Tagore


04 noviembre 2007

Mis Caminos

Mis caminos son extraños y maravillosos, pero no son los caminos del hombre, por lo tanto los encuentras desconcertantes y perturbadores. Aprende a se­guirlos, acéptalos.
¡Qué fácil parece esto en teoría!, pero ponerlo en práctica, viviéndolo en cada momento del día y de la noche es muy diferente; mas las palabras sin acción son vacías y vanas. Cada uno debe aprender a vivir una vida, sin esconder nada. La tensión aparece cuando no puedes desarrollar tu verdadero Yo y es­tás tratando de ocultar algo.
Aprende a poner a las personas antes que a las co­sas y a estar relajado en todo lo que haces.


Fragmento del libro de Eileen Caddy "Dios me habló"

02 noviembre 2007

Todos somos islotes


Soy un islote misterioso y perdido en medio de un océano de almas que me llegan sin ellas saberlo, cuando el mar trae hasta mis orillas sus presentes.
Y a través de ellos imagino cómo será el personaje que me llega, y lo miro, y lo siento a través de su presente, sea este una botella con mensaje, un trasto viejo, un bonito dibujo, un desvelo, un e-mail, una inquietud...
Pero nunca me siento sólo, porque –aunque ellos no lo sepan- nos une el mar, ese mar tan inmenso que llega desde sus orillas a las mías y me habla con sus olas de lo que ellos jamás me contarán, porque para el mar no hay secretos, somos hijos del mar que corre también por nuestras venas, muy dentro nuestro.
Y, ¿sabes qué me contó?: que todos somos islotes, unos mas grandes, otros menores, pero islotes al fin y al cabo, y que todos estamos unidos por abajo, por donde las aguas de la vida nos impiden ver, pues somos Uno.
Y yo, atrevido de mí, me desprendí de un trozo de mí mismo en una piedra que descendió hasta lo mas profundo para poder ver eso. No te puedo decir que comprendiera todo lo que vi, pero vi muchas cosas que no solemos ver por no enseñarlas, pues están ahí, en nuestras profundidades, esperando poder ascender a nuestra superficie para dejar de ser islotes, pues nos engrandecen, y poco a poco así, nuestras orillas se acercan mas unas a otras, hasta que dejan de ser orillas y se funden y... por fin se dan cuenta que nunca estuvieron separados.